POR Daniel Dionisi

Enorme triunfo del seleccionado argentino. Luego de algunas dudas en el primer tiempo, apareció el espíritu de un equipo que no se cayó en los momentos adversos y construyó una victoria que, por tercera vez en la historia, pone a Los Pumas en la semifinal de un mundial. Una victoria lograda a lo Puma. Argentina 29 – Gales 17.

Cuando Tomos Williams se coló entre la defensa y apoyó bajo los palos se oscureció el cielo argentino de Marsella, parecía que el sueño mundialista se convertía en pesadilla. Sin embargo, esos nubarrones, lejos de anunciar la inundación, fabricaron una tormenta virtuosa que se iba a disfrutar y mucho. De pronto una lluvia de genética puma cayó sobre el Velodrome de Marsella y las camisetas argentinas se cargaron de esa energía que necesitaban los hombres de hoy para consumar otro triunfo legendario. Desde Lens 99 llegó la fuerza poderosa para que los fowards se metan a pura prepotencia en el ingoal galés y el Toro Sclavi apoyó su try, desde Bloemfontain 82 llegó la señal del vuelo suicida de Cacho Varone para que Tute Moroni también se inmole y saque de la cancha a Louis Rees-Zammit a centímetros de la bandera y desde Paris 07 llegó la carga de riesgo y picardía de Horacito Agulla para que Nico Sánchez intercepte esa pelota y se vaya al try que terminó de consumar un triunfo que pone a Los Pumas, una vez más, en la semifinal. Una vez mas en París.

Argentina supo aprovechar el envión de esos seis puntos claves del final del primer tiempo, esos dos penales que apretaron el marcador y le dieron un impulso que se mantuvo en el comienzo de la segunda etapa. Argentina corrigió, ajustó la defensa, que no había sido buena (apenas 71% de efectividad en el tackle durante el primer tiempo) y eso potenció todo lo bueno. El line, por ejemplo, que fue una plataforma fundamental en la tarde de hoy, asegurando los propios y entorpeciendo los ajenos. La búsqueda del eje profundo, con Facundo Isa haciendo lo que mejor sabe hacer, ir al frente como un toro y también manejando la base del scrum, una formación que hoy se mostró sólida. Y, por supuesto, la clase de Emiliano Boffelli, que jugador!, asegurando las pelotas aéreas, sabiendo cuándo ir al piso y pensando, siempre pensando. Una garantía contar con un jugador de la jerarquía del rosarino.

El impulso en el marcador y, seguramente, las palabras del entretiempo ayudaron a corregir otro déficit del primer tiempo: el uso del pie. Hubo errores en Lucio Cinti y en Santiago Carreras, pero en el segundo tiempo mejoró.

En partidos anteriores Argentina fue frágil frente a las situaciones de adversidad pero hoy jugó a lo Puma, fue todo entrega, enfrentó el escenario adverso posterior al try de Williams y, con el ingreso de Sclavi, Creevy, Bruni y Bazán Vélez, logró el envión de jugadores frescos fundamentales en el último cuarto de hora, justo cuando Gales, mas allá de su oficio y experiencia, aparecía cansado.  Susto a los 23′ cuando pareció que el TMO daba vuelta un penal por hombrazo de Petti a Nick Tompkins y, a partir de ahí, todo fue emoción. Primero con la serie de penales, line, maul, pick and go y try de Sclavi, después con el tackle heroico de Tute Moroni y al final, para desatar el festejo, con la intercepción y el try bajo los palos de Nico Sánchez. Fue un partido de gran intensidad y, esta vez, Los Pumas pusieron toda la bravura para el combate físico y la inteligencia para sobrellevar los momentos adversos y explotar los propicios.

No venía bien este mundial, porque el juego no convencía y la emoción de otras Copas estaba ausente. Hoy la historia pegó un volantazo y apareció la carga emotiva que siempre vistió al seleccionado argentino. La garra, la entrega, el compromiso con la historia cantaron presente en Marsella y Los Pumas viajan a París con todos los sueños en el equipaje.

Gales quedó atrás, se viene Irlanda o Nueva Zelanda. Todo es posible para un equipo que recuperó la mística y ganó a lo Puma.

FUENTE: PERIODISMO RUGBY

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