Por Raúl Sánchez.
El Banco Mundial recibió días atrás una petición de organizaciones vecinales y vecinos de la Comuna 12 por la cual pide que se tengan en cuenta las objeciones y los fundamentos a la oposición de la obra que iba a realizarse en el Parque Saavedra, más conocida como regeneración del Arroyo Medrano.
La sorpresa fue grande cuando dicho Banco, que es el que financia la obra, admitió los pedidos, y solicitó modificar el proyecto original con el objeto de encontrar un consenso entre vecinos y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Previamente, durante los últimos cuatro meses, se fueron sucediendo una serie de hechos que daban muestra de la oposición al proyecto del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta:
- La Junta Comunal 12, donde hay cinco integrantes de Juntos x el Cambio y dos del Frente de Todos, votó en contra del proyecto con cuatro votos, los dos del Frente de Todos y dos del oficialismo de la Ciudad.
- El Consejo Consultivo Comunal 12 también había rechazado la iniciativa.
- En la Audiencia Pública, de carácter no vinculante, una abrumadora mayoría de representantes de organizaciones vecinales y vecinos independientes también se opusieron.
Sin embargo, el oficialismo de la Ciudad acostumbrado a llevarse todo por delante, siguió con la iniciativa, que a esta altura ya tenía una mayor exposición pública y conocimiento en la población.
Pero fue el Banco Mundial, que, al ser el financiador de la obra, el que terminó poniendo y exigiendo cambios, escuchando y haciendo lugar a las peticiones vecinales.
Cabe preguntarse ante tanta evidencia de rechazo a la iniciativa como ninguna autoridad del Gobierno de la Ciudad intentó modificar la misma tomando, aunque sea, parte de la petición vecinal. Ni el presidente de la Junta Comunal 12, ni legisladores, ni el ministro responsable del área a cargo de la obra y ni el mismo Jefe de Gobierno, al fin y al cabo la máxima autoridad en la Ciudad.
Pero el derrotero del año nos lleva a mirar que es moneda corriente esta actitud: pasó con los Convenios Urbanísticos, con Costa Salguero, con Costanera Sur, con el Parque Lineal de Honorio Pueyrredón y ahora con la Comuna 12: no se respetan instancias de opinión y participación vecinal, se avanza contra viento y marea, y a Horacio Larreta no le importa si se despilfarra, se tira y se gasta mucha más plata de lo que la obra específicamente necesita. Total después aumenta impuestos, tasas, peajes, multas, patentes, servicios que terminamos pagando todos y todas.
Es una metodología de querer imponer las condiciones, de no respetar minorías ni opiniones que alteren la idea original “craneada y pensada” vaya a saber dónde y con qué objetivos.
La Constitución de la Ciudad generó diversos ámbitos de participación y consulta, mas allá de los estamentos que contempla la democracia representativa como ser la Legislatura de la Ciudad y las Juntas Comunales. Lo llamativo y peligroso de todo esto, es que, tanto en los ámbitos representativos como en los participativos, la propuesta sobre el Arroyo Medrano fue rechazada pero nunca el Gobierno de la Ciudad reconoció ese resultado.
¿Imaginan todos y todas cuanto podría cambiar la Ciudad si Juntos x el Cambio no tuviese mayoría en la legislatura? ¿o si en lugar de perder sólo en dos Comunas perdiese en cinco, seis, ampliando la cantidad de Presidentxs de Junta Comunal de la oposición?
Esta última reflexión esperemos sea tenida en cuenta para las elecciones del próximo año, donde por límites establecidos en la Constitución de la Ciudad, Horacio Larreta deja el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires después de 16 años. Es hora de pensar una transformación que favorezca a la mayoría de las porteñas y los porteños.
Raúl Sánchez: Docente de Economía U.B.A. y U.N.La M.
