El pasado 1 de marzo, el actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta comenzó a despedirse (en términos formales) de su cargo y continuar con su difícil parada de pretender conducir el país.
Falsa palabra, un juego de dos palabras para que se deschave que lo expresado no es lo correcto. Así se vivió el discurso de Larreta en la Legislatura de la Ciudad.
El jefe de gobierno, que vive más en provincias del país y en el interior que en la Ciudad, comenzó diciendo que quiere hacer en el país todo lo “bueno” que hizo en la Ciudad. Repasemos algunas de las políticas de estos 8 años recordando que son 16 de gobierno de PRO en la C.A.B.A.
Larreta va a ser el primer jefe de gobierno que desde 1996 no licitó un nuevo kilómetro de subte; su política de transporte consistió en promover el uso de bicicletas y extender las ciclovías y bicisendas a 300 km en la Ciudad. Menos del 5% de la población usa la bicicleta como medio de transporte, cuando el subte lo usa el 25%. El Metrobús es un ordenador del tránsito, pero nunca va a permitir mayor movilidad.
Larreta se niega a que le trasladen el control y la fiscalización de las 32 líneas de colectivos cuyo recorrido se inicia y finaliza en la Ciudad. Se niega a asumir los $ 16.000 millones que debe dar de subsidios para no tener un costo del boleto superior al actual. Esa cifra representa el 0,0001% del holgadísimo presupuesto de la Ciudad; lo que viene para el país son tarifazos.
Cuando tuvo que confirmarse con la coparticipación que históricamente le tocó a la Ciudad, y no tener los recursos que de regalo recibió con Macri cuando era presidente, Larreta los reemplazó con un nuevo impuesto, el 1,2% del impuesto de sellos por los consumos con tarjetas de crédito y otro impuesto a bancos. El que promete bajar impuestos, los aumenta todos los años actualizando por inflación o porcentajes muy superiores A.B.L., patentes, VTV, multas, peajes de autopistas, boleto de subte, estacionamiento. Siempre está presente el impuestazo cuando la C.A.B.A. tiene un presupuesto per cápita 4 veces superior a la Ciudad de Córdoba y 5 veces superior a Santa Fe.
Habló de su compromiso ineludible con la educación y seguimos buscando las 100 escuelas que dijo construir en 8 años; pero, además los números no mienten, y entre 2016 y 2022 (gobierno de Larreta en la Ciudad) el presupuesto del Ministerio de Educación porteño disminuyó en valores reales un 19,5%. Eso produce, entre otros muchísimos problemas, la falta de casi 4 mil vacantes en jardines infantiles y deficiencias en la infraestructura escolar cuyo presupuesto disminuyó un 57% entre el 2018 y el 2022.
Larreta dice que la Ciudad es la más segura del país, pero sin embargo su Ministro de Seguridad está de “licencia” producto de contubernios y pactos secretos con jueces, fiscales y el poder judicial sin que nadie de una explicación sensata al respecto ni que se presente en la justicia para ponerse a disposición. Llevamos 60 días sin ministro de Seguridad lo que lleva a pensar su nivel de inutilidad si su jefe de gobierno toma como ejemplo lo que pasa.
Olvidó explicar cual es concepto de federalismo y cual va a ser el marco de respeto hacia las provincias, cuando en 8 años no trasladó ninguna de las competencias exclusivas que por ley le corresponden a las Comunas de la Ciudad. La oposición en las Comunas apenas si cuentan con un escritorio y una silla para estar sentados.
Nunca estuvo del lado de inquilinos e inquilinas, que son el 40% de quienes habitan la ciudad y sufren actualizaciones e incumplimientos por parte de las inmobiliarias, mientras en la Ciudad alquilar una vivienda supera la jubilación mínima. Pero esta realidad desnuda otra: no hay política de vivienda en la Ciudad, mientras que la Nación en los últimos 3 años cumplirá con el objetivo de entregar 85 viviendas por día.
En los hospitales públicos de la Ciudad, donde acuden menos del 20% de la población, faltan insumos, se cierran guardias, la infraestructura de los edificios se deteriora y el sistema hace agua permanentemente.
Durante 8 años, Larreta mantuvo el negocio de las grúas y acarreo donde recaudaba millones, aumentaba las tarifas, pero cobraba $ 55.000.- de canon a las empresas (Dakota, por ejemplo) amigas y relacionadas con su ministro “licenciado” de Seguridad que explotaban el servicio durante más de 15 años.
En la Ciudad de Buenos Aires, se votan excepciones y se cambia el Código de Planeamiento para favorecer la construcción de grandes torres; millones de metros cuadrados de cemento sin control, sin planificación urbanística, solo pensando en el negocio de la renta inmobiliaria se construyeron en la Ciudad, en desmedro de espacios verdes y públicos.
En la Ciudad de Larreta es normal, cotidiano, ver romper veredas, poner veredas, al año volver a cambiarlas, pintarlas de un color, de otro, agregar macetas, sacar macetas, incorporar colores con nuevas instrucciones para circular el tránsito, sacar colores, cambiar colores. En la Ciudad de Larreta “hacer como qué” es una constante.
Larreta: falsa palabra
