A medida que avanza el calendario electoral y que el año deja el período vacacional se hacen más evidentes ciertas contradicciones, desubicadas puestas en escena y debates sobre propuestas de Juntos, para la Ciudad y el país.
Con tremenda ola de calor, cortes de calle, protestas por doquier en decenas de barrios de la Ciudad, donde la ciudadanía pasa por días sin luz y a veces ni agua, tirando comida de la heladera o stock de mercadería en el caso de los comerciantes, el jefe de Gobierno no tiene mejor idea que ir a tomar un cafecito a un famoso bar de San Telmo, con un sector del periodismo (hecho que no es grave salvo porque nadie dijo que estaban hablando) y termina escapándose del asedio y protesta vecinal que le reclamaba solidaridad, asistencia y que se ponga del lado de quienes sufren esta situación antes de mandar a la policía a resguardar el edificio de Edesur.
Y, por si fuera poco, el resto de sus competidores dentro de Juntos solo echan más leña al fuego en lugar de trabajar mancomunadamente para que la ciudadanía no sufra más por la desidia de una empresa beneficiada por la privatización de un servicio público cuando el Estado estaba desguazado. NADIE de Juntos le exigió a Edesur un poco de piedad, todos y todas hablan del “atraso tarifario” porque fueron los autores del tarifazo entre el 2016 y 2019.
El mismo tarifazo que solapadamente metió Horacio Larreta en la C.A.B.A. en el subte, que hace una semana aumentó un 38% y se proyecta un 80% en el año; o en los peajes, con más del 70% de aumento.
En este descalabro, estudiantes hicieron un “faltazo” colectivo en más de 30 colegios secundarios de la CABA, medida acompañada por docentes que veían como se desmayaban y sufrían el calor en las vetustas instalaciones de las escuelas porteñas, que después de 16 años de gobierno de Macri y Larreta no tienen ventiladores como la gente, sufren incendios de tableros de luz y falta el agua. En síntesis, desmantelaron el sistema de educación pública para favorecer la lógica de mercado en la educación.
Mientras tanto siguen creyendo que el debate pasa por escuela sí o escuela no, se quedaron en la pandemia del 2020, cuando hoy nadie discute eso; solo se exigen CONDICIONES DIGNAS DE CURSADA, y que, si mandan agua a las escuelas, alcance para todos y todas. Dicho sea de paso, empezaron a renunciar muchos docentes y por ende hay horas de clase desiertas, perjudicando la formación de los estudiantes secundarios; solo basta recordar que el año pasado se contabilizaron decenas de miles de horas de clase “sin clases” por vacantes no cubiertas de cargos docentes.
Por si faltaba algo más, la Justicia local autorizó la construcción del barrio privado en la Costanera Sur donde van a sumar casi 900.000 metros cuadrados de cemento en torres de 45 pisos donde hoy hay humedales. Volvemos al principio: ni la ola de calor detiene los negocios inmobiliarios en la Ciudad. Mientras se instala un debate sobre el uso del espacio público, los espacios verdes, la falta de árboles y pulmones verdes y una política integral que neutralice los efectos negativos del cambio climático, la Ciudad de Buenos Aires va camino a más calor, más horno, más contaminación y más negocio inmobiliario.
Por último, esta semana se repudia una vez más el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, una fecha que suele aglutinar el pensar de la gran mayoría de la población y que además suma dos circunstancias particulares: el 10 de diciembre se conmemoran 40 años del retorno de la democracia y la postulación de la película Argentina 1985 al Oscar como mejor película extranjera, que hacen de este 24 de marzo una fecha con más espíritu de memoria, verdad y justicia. Solo esperamos que el jefe de Gobierno Horacio Larreta no proponga eliminar la Secretaría de Derechos Humanos, tal como propuso con el Ministerio de la Mujer al momento de celebrarse el 8M, el día de la lucha por los derechos de las mujeres.