La semana pasada ocurrieron tres hechos en la Ciudad de Buenos Aires que permiten verificar como episodios fuera de la lógica burocrática, terminan sacando el eje del “tablero de comando” al que nos tiene acostumbrado Horacio Larreta.

El de mayor impacto en términos cuantitativos fue el rechazo que el bloque de legisladores de Juntos por el Cambio efectuó al pedido de consulta popular sobre el uso de los terrenos de Costa Salguero.

El debate sobre estos terrenos data de por lo menos dos años; poco va quedando del viejo proyecto de barrio privado con salida al río para una amplísima minoría porteña; más de 53.000 firmas de habitantes de la Ciudad respaldaban la propuesta de Consulta Popular (que tiene rango constitucional y es una herramienta que podría haber sido utilizada por primera vez en 27 años de vigencia de la autonomía porteña) para decidir entre el proyecto de torres y viviendas (sostenido por Horacio Larreta) o de Parque Público de cara al río que impulsa la oposición al Jefe de Gobierno junto a  diversos colectivos sociales.

Sin embargo, ante esta posibilidad de decisión democrática, participativa y que podía marcar un hito en los ocho años de gobierno de Horacio Larreta y 16 del PRO en la Ciudad, no hubo mejor idea por parte del oficialismo porteño de “dormir” la propuesta de consulta popular durante once meses para luego rechazarla en la Legislatura porteña.

Se perdió una oportunidad histórica para la democracia participativa, porque además sin dudas iba a ser un pésimo ejercicio la Consulta Popular para Larreta ya que corría el serio riesgo de perderla, terminando así con un negocio que tenía cerrado algunos años atrás.

Similar al de la Costanera Sur, donde Horacio movió cielo y tierra para que la justicia local le permitiese la construcción de 9 torres de 45 pisos en terrenos que hoy son humedales. 2 millones de metros cuadrados de cemento van a invadir la costanera sur de la Ciudad.

Más impactante es aún el desalojo que se está intentando llevar adelante en el barrio de Almagro, de un grupo de 10 mujeres madres que viven con 15 chicos y chicas en la calle Pringles al 300.

En dicha vivienda funcionaba un archivo histórico de documentación de la C.A.B.A. y el inmueble fue declarado innecesario por el gobierno porteño. Ante propuestas de construir allí un Centro de Desarrollo Infantil que hubiese permitido contener a estas familias, desde el Ejecutivo porteño siempre hicieron oídos sordos. Claramente tampoco para el Gobierno de la Ciudad es negocio la contención social y económica de estas mujeres y su familia, que han sufrido violencia de género y quedaron en situación de calle, encontrando esta solución colectiva que les permite tener una vivienda donde habitar.

Tampoco el “Tablero de Comando” PRO entiende y comprende esta terrible problemática que engloba la inexistente política de acceso a la vivienda que en 16 años llevó adelante el dúo Macri – Larreta.

Por si faltaba algo a este cuadro, una beba de meses fallece en pleno centro porteño, integrante de una familia en situación de calle. En la opulencia del gobierno con el presupuesto per cápita más importante del país, las niñas y niños quedan en la calle y mueren por falta de comida. ¿Cómo entenderlo? ¿Cómo explicarlo?

Solo falta que Horacio nos diga que no estaba en sus cálculos, que sus decisiones giran en torno a cómo llegar a concretar su sueño de ser presidente, aun pagando todos los costos, aún si valen vidas. En definitiva, eso es lo que indica su tablero de comando.

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Por Raúl Sánchez

Docente Economía U.B.A. y U.N. La Matanza.

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