Paolo Ondarza – Ciudad del Vaticano
El Papa se reunió con los artistas de la Bienal de Arte de Venecia en la Iglesia de la Magdalena, la capilla de la cárcel de la isla de la Giudecca. «Junto a ustedes me siento en casa. El arte desobedece las formas de violencia y discriminación para incluir y abrazar a todos, empezando por los últimos». El Pontífice destacó «el riesgo de que el mercado robe la inocencia» y manifestó su esperanza de que el arte contribuya a valorizar la contribución de las mujeres
Una «ciudad refugio» para librar al mundo del egoísmo y el rechazo del otro. Así definió Francisco el arte en su encuentro con los artistas de la Bienal de Arte de Venecia en la Iglesia de la Magdalena.
Crear reconciliación
La imagen de la «ciudad de refugio», explicó el Obispo de Roma, está tomada del código deuteronómico. Y añadió que son una institución bíblica «destinada a impedir el derramamiento de sangre inocente y a moderar el ciego deseo de venganza, a garantizar la protección de los derechos humanos y a buscar formas de reconciliación».
“Sería importante que las diversas prácticas artísticas pudieran establecerse en todas partes como una especie de red de ciudades santuario, trabajando juntas para librar al mundo de las antinomias vacías y sin sentido que pretenden apoderarse del racismo, la xenofobia, la desigualdad, el desequilibrio ecológico y la aporofobia, este terrible neologismo que significa ‘fobia a los pobres’
Desobedecer al régimen de violencia y discriminación
Es el egoísmo, prosiguió el Papa, «lo que nos hace funcionar como islas solitarias en lugar de archipiélagos colaborativos». El arte está llamado a ser una ciudad que «desobedece el régimen de violencia y discriminación para crear formas de pertenencia humana capaces de reconocer, incluir, proteger y abrazar a todos»:
“Imaginen ciudades que aún no existen en el mapa. Ciudades donde ningún ser humano es considerado un extraño. Por eso, cuando decimos ‘extranjeros por doquier’, estamos proponiendo ‘hermanos en todas partes’”
Un encuentro en casa, entre amigos
«Junto a ustedes no me siento un extranjero, me siento en casa”, dijo el Pontífice a los artistas a los que confió que había querido encontrarse con ellos en la Bienal para «corresponder a una visita, como es buena costumbre entre amigos». La referencia fue al encuentro en la Capilla Sixtina del pasado 23 de junio: «Ahora soy yo quien viene a su casa, para sentirme aún más cerca de ustedes y agradecerles lo que son y lo que hacen».
La mirada contemplativa del arte
Francisco reflexionó sobre el título del pabellón: Con mis ojos. «Todos –observó – tenemos necesidad de ser mirados y de atrevernos a mirarnos a nosotros mismos. Jesús es el Maestro que mira a todos con la intensidad de un amor que no juzga, sino que sabe estar cerca y animar».
“El arte nos educa para este tipo de mirada, no posesiva, no cosificadora, pero tampoco indiferente o superficial; nos educa para una mirada contemplativa
El mercado que vampiriza la creatividad
Por ello, el Santo Padre hizo un llamamiento urgente a los artistas «llamados a ir más lejos» y les pidió que distingan el arte del mercado:
“Por supuesto, el mercado promueve y canoniza, pero siempre existe el riesgo de que ‘vampirice’ la creatividad, robe la inocencia y, finalmente, instruya fríamente sobre lo que hay que hacer”
A la escucha de lo femenino
Por último, desde la cárcel de mujeres de la isla de la Giudecca, un pensamiento para las artistas como Frida Khalo, Corita Kent o Louise Bourgeois: «Nadie tiene el monopolio del dolor humano, pero hay una alegría y un sufrimiento – señaló Francisco – que se unen en lo femenino de forma única y que debemos escuchar, porque tienen algo importante que enseñarnos»:
“Espero de todo corazón que el arte contemporáneo pueda abrirnos los ojos, ayudándonos a valorar adecuadamente la contribución de las mujeres como coprotagonistas de la aventura humana”
A los artistas, el Pontífice les dejó una «pregunta que impulsa hacia el futuro», para guardarla en el corazón. Es la pregunta dirigida por Jesús a la muchedumbre, a propósito de Juan el Bautista: ¿Qué fueron a ver en el desierto? (Mt 11, 7-8)
Saludo del cardenal Tolentino
El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación y encargado del Pabellón de la Santa Sede en la Bienal de Arte de Venecia, saludó al Santo Padre a su llegada a la Capilla de la cárcel:
«Su visita – dijo el purpurado, refiriéndose a lo que se ha descrito como un divorcio entre el arte y la Iglesia en la época contemporánea – inaugura una nueva era en la relación entre la Iglesia y las artes y pone de manifiesto el deseo de implantar un nuevo estilo, en el que las convergencias plurales se entretejan en libertad y se aprecie más la parte del auténtico camino que podemos hacer juntos que la afirmación obsesiva del poder».
Inquilinos, no dueños de casa
«Este pabellón – continuó el cardenal Tolentino de Mendonça – da fe de ello. No buscamos a los artistas más cómodos. No quisimos construir una trinchera ni aislarnos en una visión. Al contrario, la invitación es a que cada uno vea con sus propios ojos. En este sentido, hemos optado por ser inquilinos y vecinos, en lugar de dueños de casa».
FUENTE: VATICAN NEWS