Por Raúl Sánchez.
El año pasado el Gobierno de Horacio Larreta promovió la creación del Distrito del Vino en un parte de la Ciudad que comprende los barrios de Villa Devoto, Villa del Parque y La Paternal para “posicionar a la industria vitivinícola de forma nacional e internacional entendiendo a Buenos Aires como vidriera del país productor” (sic, textual página web del Gobierno de la Ciudad).
En este sentido, la Ciudad otorga distintos beneficios fiscales a quienes desarrollen emprendimientos vinculados a la industria del vino (instalación de vinotecas, bares temáticos, museos, restaurants).
Muchas veces dijimos que la idea dominante de la política de desarrollo productivo y económica de la Ciudad Macri – Larreta tenía dos ejes:
- La conformación de Distritos (Tecnológico, Audiovisual, de las Artes, del Deporte, del Vino) que supuestamente lograrían generar nuevos puestos de trabajo: NO HAY NINGUN INFORME SERIO POR PARTE DE LA CIUDAD QUE RATIFIQUE QUE ESO FUE ASI, y mientras tanto se dan beneficios fiscales que merman las arcas de la Ciudad y solo los aprovechan quienes cuentan con recursos para generar un nuevo negocio de magnitud.
- La proliferación interminable de comercios, sobre todo gastronómicos, sin promover un desarrollo industrial y de producción de bienes que diversifique la matriz productiva de la Ciudad. Una visión obtusa de como desarrollar y hacer crecer la economía de la Ciudad.
Estos dos ejes han tenido un solo fracaso: que la Ciudad sólo dependa del funcionamiento de la macroeconomía nacional; el grado de imaginación para aprovechar y sacar ventaja de la autonomía es cero.
Pero en el medio del debate y la realidad económica de la Ciudad también debemos ser claros sobre qué implica para esos barrios este DISTRITO DEL VINO: va a ser una invasión de comercios, que va a cambiar totalmente la morfología urbanística y arquitectónica en beneficio de unos pocos y en perjuicio de la mayoría de porteñas y porteños. Quienes tengan recursos en abundancia podrán proyectar su negocio, mientras que la mayoría se irá despidiendo de ese barrio que va a ser más costoso, exclusivo y excluyente.
Por si fuera poco, estos días se conoció que al actual Palacio Cecci donde funciona la Escuela de Educación Especial Bartolomé Ayrolo se la quiere desalojar para instalar el Museo del Vino, o que está en total abandono la Casa de Francisco Beiró, ex Diputado Nacional y dirigente de uno de los partidos políticos históricos de Argentina.
También, en otra actitud cínica, esta semana se puso en marcha (2 meses después, aunque la medida tiene retroactividad) el beneficio de eximir el pago de Ingresos Brutos a emprendedores que facturen menos de $2,6 millones de pesos al año; el costo que la Ciudad va a tener ó la inversión que la Ciudad calcula que va a realizar en estos emprendedores (depende de la óptica que se mire son dos miradas distintas) es de$ 2.400 millones de pesos, el EQUIVALENTE al 0,25% del presupuesto total.
CLARAMENTE, LOS NEGOCIOS SON PARA UNOS POCOS, PARA LOS MÁS PODEROSOS.
Y CLARAMENTE, EL NEGOCIO ES GASTRONÓMICO.
Y Villa Devoto será la villa de los negocios.
Por Raúl Sánchez, Director de BICE Fideicomisos, docente de economía de la U.B.A. y U.N. La Matanza.
