El proyecto de presupuesto para 2025 bajo la presidencia de Javier Milei ha generado un amplio debate en Argentina. Desde su llegada al poder en 2023, el líder libertario ha prometido una transformación radical del aparato estatal y de las políticas económicas tradicionales. Con su enfoque basado en el liberalismo económico y la eliminación de lo que él llama «la casta política», el presupuesto de 2025 se presenta como un reflejo de su visión de un Estado más pequeño, con menos intervención y un fuerte recorte del gasto público.

Recortes drásticos en el gasto público

Uno de los puntos más polémicos del presupuesto es el fuerte ajuste en el gasto público. Milei ha sido claro en su intención de eliminar ministerios y reducir drásticamente las transferencias del Estado. El Ministerio de Educación, por ejemplo, verá reducciones significativas en su presupuesto, con un enfoque en la privatización del sistema educativo y la implementación de vouchers escolares. También se espera un ajuste severo en salud pública, bajo el argumento de que los servicios deben ser administrados por el sector privado para mejorar su eficiencia y reducir el déficit fiscal.

Además, Milei ha propuesto la eliminación de la obra pública como motor de la economía, argumentando que el gasto en infraestructura debe ser financiado por el sector privado. Este enfoque ha generado controversia, ya que muchos economistas advierten sobre las consecuencias de desatender las inversiones en áreas clave como transporte, agua y saneamiento, que requieren de fondos estatales para su desarrollo.

Reforma del sistema impositivo

El presupuesto también incluye una reforma impositiva que busca simplificar el sistema tributario, con la eliminación de ciertos impuestos que, según Milei, inhiben la inversión y la producción. En su lugar, propone un sistema de impuestos bajos y ampliación de la base tributaria. Sin embargo, algunos analistas advierten que la eliminación de ciertos tributos, como los relacionados con el comercio exterior, podría agravar la ya debilitada recaudación fiscal y aumentar el déficit.

Dolarización en la agenda

El proceso de dolarización, uno de los pilares de la campaña de Milei, también está contemplado en el presupuesto. Si bien no se ha implementado de inmediato, la propuesta de dolarizar la economía sigue generando tensiones. Aunque sus defensores creen que podría estabilizar la inflación, los críticos temen que el país pierda soberanía monetaria, quedando sin herramientas para enfrentar shocks económicos y dependiendo exclusivamente de la política monetaria de Estados Unidos.

Repercusiones sociales y políticas

El presupuesto ha sido recibido con duras críticas desde sectores opositores y sindicatos. El recorte en programas sociales y subsidios ha generado preocupación por su impacto en los sectores más vulnerables, especialmente en un contexto de pobreza creciente. Al mismo tiempo, las políticas de ajuste han provocado tensiones con las provincias, que se verán afectadas por la reducción de las transferencias federales.

En términos políticos, la aprobación del presupuesto 2025 será un desafío para Milei. Con un Congreso dividido y fuerzas opositoras que ya han manifestado su rechazo a muchos de los recortes propuestos, la negociación será clave para garantizar la viabilidad de su plan económico.

Proyecciones 2025

El presupuesto oficial que comenzará a tratar el Congreso proyecta la inflación para el año próximo en 18,3% y señala además que la de este año terminaría en 104,4%, una estimación por demás optimista teniendo en cuenta que en los primeros 8 meses de año ya acumuló 94,8 %. Sobre el mediano plazo, el optimismo es aún mayor: en 2026 la inflación sería del 11,6% y en 2007 del 7,4%.

Asimismo, el proyecto pronostica un crecimiento del PBI para el año próximo del 5%, tasa que se repetiría en 2026 y que se elevaría al 5,6% en 2027.

En cuanto al dólar, las proyecciones son que el tipo de cambio oficial nominal cerrará este año en $ 1.020 y hacia diciembre de 2025 estará en $1.207.

Conclusión

El presupuesto 2025 de Javier Milei refleja su intención de llevar adelante una profunda reestructuración del Estado argentino, con un enfoque en el ajuste fiscal, la reducción del gasto público y un camino hacia la dolarización. Sin embargo, las consecuencias de estas políticas, tanto en el ámbito económico como social, aún están por verse. Mientras tanto, el debate sigue abierto, y el rumbo que tome Argentina dependerá de cómo el gobierno logre implementar sus reformas en un contexto de alta polarización y desafíos económicos estructurales.

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