Rosh Hashaná, conocido como el Año Nuevo judío, marca el comienzo de los días más sagrados del calendario hebreo. Durante esta festividad, que se extiende por dos días, las comunidades judías alrededor del mundo se reúnen para reflexionar sobre el año que ha pasado y prepararse espiritualmente para el nuevo ciclo que comienza. En las sinagogas, se sopla el shofar, un cuerno de carnero, como símbolo de llamado a la introspección y al arrepentimiento.
Esta festividad no solo se centra en la celebración, sino también en la evaluación personal y el compromiso de mejora. Es un tiempo para pedir perdón, hacer las paces y establecer nuevas metas morales y espirituales. Las comidas tradicionales, como la manzana con miel, representan los deseos de un año dulce y próspero. Además, es común recitar oraciones especiales que aluden a la creación del mundo y a la soberanía de Dios.
Rosh Hashaná es el preámbulo de los Yamim Noraim o «Días de temor reverente», que culminan en Yom Kipur, el Día del Perdón. Durante este período, los judíos buscan la reconciliación con ellos mismos, con los demás y con Dios, en un acto profundo de renovación y esperanza para el año venidero.