Por suerte me anoticié a tiempo. La Provincia de Buenos Aires tuvo la feliz idea  der  conmemorar el centenario del fallecimiento de Giacomo Puccini (1858-1924) con la representación de La Boheme en el Teatro Argentino de La  Plata, con entrada  gratuita con reserva previa personalmente o por internet . En su sala principal  que lleva el nombre de Alberto Ginastera y que tiene una capacidad para 2.000 espectadores repartidos entre su platea,  pulman y siete niveles superiores, tuve el placer de disfrutar junto a mi amigo Miguel Angel Lanzillotte Falcón de esta excelente producción, con más de 200 artistas en escena que se lucieron en su generoso escenario. La misma estuvo a cargo de la orquesta, coro estable y coro de niños del teatro junto a destacados solistas de la lírica nacional. 

La Boheme, con música de Giacomo Puccini y libreto de Luigi Illiica y Giuseppe Giacosa es considerada una obra maestra del teatro lírico italiano que combina elementos veristas con la tradición romántica. Ambientada en la París de los  años ’40, la ópera de cuatro actos basa su argumento en la novela “Escenas de la Vida Bohemia” de Henri Murger y muestra  momentos de la vida de cuatro amigos, todos artistas, que comparten sus vicisitudes y pesares económicos  en una  modesta bohardilla en la que vive Rodolfo, uno de los protagonistas y quien se enamora de su vecina Mimí.

Con un acertado  y sintético buen gusto en la escenografía, ya desde el primer acto se introduce como elemento de realismo mágico lo que se visualiza como el alter ego de Mimí, realzando el aspecto de delicadeza y sensibilidad de la protagonista y que toma un giró aún más emotivo en el último acto con la aparición de una niña en el momento del trágico desenlace de la historia. Este aspecto metafísico asentúa el sentido poético de la obra.

El impacto visual y sonoro lo recibimos al comenzar el segundo acto, donde el  coro de adultos y niños  representan junto  a los protagosnistas el festejo de la Navidad en el mercado del barrio latino de Paris, donde personajes secundarios como Parpignol, el vendedor de juguetes, y numerosos extras colman el escenario de diversos personajes,  y se advierten largas rampas donde ruedan carros  reales que denotan el gran trabajo de producción también en la parte técnica. Todo, vestuario, pelucas, tocados, siluetas de edificios, arboles construidos en acero y rejas, carros, hasta una hermosa estufa  humeante fue realizado por las distintas secciones técnicas del Teatro Argentino, ofreciendo como resultado un esmerado trabajo que visiblente el público agradeció; el efecto que produjo la apertura del telón en este segundo acto fue realmente impresionante.

Nosotros elegimos la función del sábado 5 de octubre,  ya que quisimos volver a escuchar al tenor lírico Enrique Folger, esta vez en su rol protagónico de Rodolfo el poeta, a quien tuvimos la oportunidad  de  ver el més pasado en el espectáculo “Los Tres Tenores”  producido por “Gala Lírica” en el  Palacio Paz, con la dirección de la pianista María José Maito. 

El elenco de ese día estuvo compuesto además por la soprano lírica Florencia Burgardt como la joven y pobre costurera Mimí que borda “flores de seda sin perfume”, elemento que sombolicamente representa la inocencia y el anhelo de un futuro mejor de la protagonista, el barítono Alejo Alvarez Castillo como el pintor Marcello. la soprano dramática Laura Polverini como Musetta, la amante de Marcello, el barítono Marcelo Iglesias Reyner como el músico Schaunard y el bajo Walter Schwarz como el filósofo Colline. Completan el elenco el bajo Fernando Alvar Nuñez en el papel de Benoit, el casero de los amigos, el tenor cómico Sergio Spina como el vendedor de juguetes Parpignol, el bajo Víctor Castells como Alcindoro, el amante rico de Musetta, Leonardo Palma como Sargento y Alfredo Martínez como aduanero.

La dirección musical fue de Ezequiel Fautario y la dirección escénica de Mariana Ciolfi. El coro estable y el coro de niños fueron preparados respectivamente por Santiago Cano y Mónica Dagorret. El diseño de escenografía fué de Oscar Vázquez, el diseño de vestuario de Stella Maris Müller y el diseño de iluminación de Fabrizio Ballarati.

Un elemento técnico muy útil  que se utilizó , convenientemente ubicado en la parte superior del escenario, como asi también se hace en el Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires, es un teleprompter, de fácil y nítida lectura que permite al público seguir el guión del argumento de la ópera.

La tecnología ayuda en esta caso a advertir en mayor detalle las sutilezas de la historia, sobre todo para el público que se acerca por primera vez a este hermoso género artístico, y que mas allá de que seguramente conozca el argumento, le brinda un bienvenido apoyo para un mayor disfrute del espectáculo.

En total se ofrecieron sieis funciones, repartidas en dos fines de semana; los días 27,28 y 29 de septiembre y 4,5 y 6 de octubre, por lo que quiero citar que el otro director musical a cargo de la orquesta en otras funciones fue Carlos Vieu, y los seis protagonistas principales que conformaron otro elenco estuvo representado por María Belén Rivarola como Mimí, Nazareth Aufe como Rodolfo, Eugenia Coronel Bugnon como Muzetta, Juan Salvador Trupia como Marcello, Marcelo Fernando Grassi como Schaunard y Emiliano Bulacios como Colline.

Miguel y quien suscribe, felices y agradecidos por la dedicación de estos excelentes artistas.

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