El 6 de agosto, el Salón de Actos del Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos (CADIA) se vistió de fiesta. No fue un día cualquiera: se conmemoró el inicio de los estudios agronómicos en Argentina y se rindió homenaje a los Ingenieros Agrónomos, Médicos Veterinarios y a todos los profesionales que día a día impulsan el desarrollo del campo, la industria agroalimentaria y el cuidado del medio ambiente.

La celebración tuvo lugar en la “Casa de la Agronomía”, un espacio que reúne a todas las profesiones agrarias bajo un mismo techo. Allí se recordó la rica historia de las ciencias agropecuarias en el país, desde la fundación del Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina en 1883 hasta la creación del propio CADIA en 1906, institución que hoy, con 119 años de trayectoria, sigue siendo un faro para el sector.

Durante el acto, el presidente de CADIA, Sergio Mario Waldman, ofreció un emotivo discurso en el que destacó el trabajo silencioso pero fundamental de los profesionales agropecuarios. Subrayó la importancia de la innovación, la formación continua y la cooperación entre instituciones para enfrentar los desafíos que vienen, y recordó que el compromiso con la tierra es también un compromiso con las futuras generaciones.
Más que un acto conmemorativo, el evento fue un repaso por los logros y el compromiso de generaciones de profesionales que trabajan para optimizar el uso de los recursos naturales, mejorar la producción, desarrollar tecnología y garantizar la seguridad alimentaria. Se destacó que el CADIA, como asociación civil sin fines de lucro, promueve el intercambio técnico, defiende la formación de calidad y mantiene vivo el diálogo con instituciones de todo el país.
El encuentro cerró con un mensaje claro: el futuro del agro argentino depende de la unión, la visión estratégica y la innovación. Con la mirada puesta en 2026, año en que la institución celebrará su 120º aniversario, el CADIA ya proyecta nuevos desafíos, estudios y convocatorias para imaginar cómo será el sector agroindustrial en un mundo con más de 10.000 millones de habitantes.
Porque en cada semilla, en cada estudio y en cada proyecto, late la fuerza de un país que se construye desde la tierra.

